martes, 7 de abril de 2020

Miércoles Santo, 8 de abril


¡Buenos días, familia!¿Qué hacéis?

Sí, aquí estoy otra vez. Y esto no es mala seña. Al igual que si vosotros me estáis leyendo, tampoco lo es.


Hoy va empezar la función con una anécdota que me ocurrió cuando trabajaba de camarero, y se la voy a dedicar a Helena y a Aroa, novia y mujer respectivamente de mis dos hijos, porque me encantó la cara que pusieron cuando se la conté.

Un día, estábamos desayunando todos juntos cuando a mi hijo David se le ocurrió decir que le gustaría probar una tostada untada con ensaladilla rusa. Ante la cara de sorpresa de los presentes, fue cuando me acordé de aquella anécdota:

"Yo trabajaba en un restaurante, por aquel entonces, y me tocaba el turno de mañanas. Se acercó un cliente a la barra, y mirando los productos que había en la vitrina, me dijo:

- Póngame, un café con leche y un par de sardinas frescas.

A mí me sorprendió lo que acababa de pedirme pero, como el cliente siempre lleva la razón; se lo serví. Me quedé observando para ver lo que iba a hacer con aquello y... de pronto coge una sardina, la moja en el café con leche y se la lleva a la boca. Ahí ya no pude aguantar más, y le dije:

- Perdone usted que le diga, pero... ¡en mi vida había visto yo eso!- A lo que el cliente me responde:

- ¡Pues ni lo verás, hijo, ni lo verás! ¡Porque... esto está asqueroso!"


¡Que no, tonticos, que no me ha pasado a mí!¡Que esto era un chiste!

¡Anda que me habéis hecho caso y habéis buscado el poema que os recomendé el otro día! ¡Sí, el de: "Érase un hombre a una nariz pegado"! Menos mal que yo sabía que no lo habíais hecho, así que, ahí lo lleváis:


SONETO A UNA NARIZ


 Érase un hombre a una nariz pegado,
 Érase una nariz superlativa,
 Érase una alquitara medio viva,
 Érase un peje espada mal barbado;

 Era un reloj de sol mal encarado.
 Érase un elefante boca arriba, 
 Erase una nariz sayón y escriba,
 un Ovidio Nasón mal narigado.

 Érase el espolón de una galera,
 Érase una pirámide de Egipto,
 las doce tribus de narices era;

 Erase un naricísimo infinito,
 frisón archinariz, caratulera,
 sabañón garrafal, morado y frito.



En este poema, Quevedo intenta reírse de Góngora criticando su gran nariz y, al mismo tiempo, imitando su forma de escribir. Para eso compuso este soneto. Fijaos en que está repletico de *metáforas relativas a la nariz, pero al estilo de los culteranos. Salvo en los dos primeros versos y en el séptimo, no vuelve a utilizar la palabra nariz; la sustituye`por otras.

*¡Venga, recordemos lo que eran las metáforas con un ejemplo!

Vamos a partir de estos versos, de nuestro amigo Federico, para entender cómo se llega mentalmente hasta la metáfora.

El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde... 


Comparación: (A es como B); Las nubes (A) son como algodones (B). Esto ya lo expliqué el otro día.

Imagen: (A es B); Las nubes (A) son algodones (B).

METÁFORA: (solo hablamos de B, sin nombrar a A); El viento se llevó los algodones (B). 

Siendo (A), el término real; y (B), el término imaginado.


Seguro que vuestros padres sí que conocen este soneto, así como otros muchos de los textos que os estoy poniendo estos días; los recuerdan de su época de estudiante. No, el hecho de que seáis niños no significa que tengáis que tener siempre unos textos más infantiles o adaptados a vuestra edad. No estoy de acuerdo. Vosotros podéis ya, porque os lo permite el buen nivel lector que tenéis, enfrentaros a cualquier tipo de texto. ¡Y qué mejor para hacerlo, que bebiendo de los grandes de la literatura de todos los tiempos! 

¡Pues ahí lleváis un par de metáforas de mi puño y letra; bebiendo y grandes de la literatura!


¡Que ya tenemos mediada la semana, un abrazo muy fuerte!














No hay comentarios:

Publicar un comentario