domingo, 5 de abril de 2020

Lunes Santo, 6 de abril

¡Buenos días, familia! ¿Cómo seguimos?


Sabéis perfectamente que lo primero que os voy a decir, nada más que estemos juntos en clase, va a ser:"¡No me miréis con esos ojos, que yo también me he asustado!" Y esto servirá para arrancarnos (digo arrancarnos, porque yo soy el que más se ríe de mis propias tonterías) una sonrisa y romper el hielo existente, tras el largo periodo de separación. Para, justo a continuación, ponernos rápido a funcionar como si no hubiera ocurrido nada.

- ¡Anda, profe! Cuéntanos otra vez el chiste.
- ¡Vale! Pero esta vez lo tenéis que comprender, y reíros en cuanto acabe de contarlo.


Iban dos chavales (de esos que no han terminado ni la ESO) por el campo, y se encuentran una escopeta de cañones recortados. La cogen, y empiezan a investigar qué tipo de objeto será aquel. Se la van pasando de mano en mano, observándola desde todos los ángulos. Y cuando uno estaba mirando a través de los cañones, al otro se le ocurre apretar el gatillo:"¡BUMMM!"  y le pega un tiro en  los ojos. Ante el susto por el ruido, y la cara que se le había quedado al otro con los ojos saltados, le dice:

- ¡No me mires con esos ojos, que yo también me he asustado!

Este chiste me lo han escuchado todas vuestras madres, que son las que vienen generalmente, en la primera reunión de Tutoría, pero además, se lo cuento escenificado. Hace muchos años recibí a los padres con un :"¡No me miréis con esos ojos, que yo también me he asustado!", y les conté el chiste. Se rieron un montón, y me di cuenta de que con esto ya los tenía atrapados, porque me comían con los ojos y se estaban enterando de todo lo que yo les decía. ¡Si funcionó una vez!, ¿por qué no iba a funcionar las siguientes?


¿Os habéis dado cuenta de que todos los días os cambio la estructura de la página? Os voy escondiendo el chiste, y también la cita literaria va cambiando de sitio. ¡Que no! Que ser rutinario no es bueno. Además, consigo que tengáis que leerlo todo porque sabéis que os podéis perder algo interesante si no lo hacéis.


Hablar de Góngora, es hablar también de Quevedo. No se puede entender la obra de uno sin la del otro. Es como la  guerra de ideas entre los aficionados de fútbol del Madrid o del Barcelona. Pues, estos escritores representan a los dos equipos rivales del Siglo de Oro de la literatura: el Culteranismo y el Conceptismo. Góngora (culterano) piensa que la poesía tiene que usar palabras bonitas y que suenen bien para embellecer la expresión. Por su parte, Quevedo (conceptista) opina que lo más importante en literatura es lo que transmiten las palabras o las ideas; no la belleza de las mismas.

Los dos escritores vivieron en la misma época y eran enemigos, como pudieran serlo las dos aficiones de las que te hablé antes. Dedicaron una parte de su obra a criticarse mutuamente. Os recomiendo que os leáis el poema que Quevedo le dedica a la nariz de Góngora: "Érase un hombre a una nariz pegado".

Y ahora vamos a ver si con la lectura de estos versos entendemos la diferencia de los dos movimientos literarios.

¡Observa si la idea que quiere transmitir Quevedo en este poema la ves con claridad! 


Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
Al cobarde y al guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.
Pues al natural destierra
Y hace propio al forastero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.



¿Está claro, o no? Nos habla del poder que tiene el dinero. Que sigue siendo un tema que nos preocupa mucho actualmente. Daos cuenta de que, después del coronavirus, de lo que más se habla hoy es de economía (dinero). No importa los años que hayan pasado desde que Quevedo escribió esto (casi 400), cuando algo es bueno;¡ y esto lo es!, perdurará en el tiempo para siempre.


Ya lo sé; soy maestro de todas las asignaturas y, sin embargo, no paro de hablaros de lengua y de literatura. ¡Por algo será! Sí, me apasionan las dos. Y tan es así, que en el instituto donde trabajé tantos años, se dieron cuenta de esto, y me liberaron de dar clases de inglés, que según mis alumnos lo hacía muy bien (y era por lo que yo estaba destinado allí; de profesor de inglés) para que me dedicara a dar solo clases de Lengua Castellana y Literatura (y así pasaron mis últimos años de profesor de instituto). Ahí empecé a dar mis primeros pasos con un blog y creé: "Carmelo Lengua". Cuando había descubierto la infinidad de posibilidades que me ofrecía internet para ayudarme a dar mis clases, me trasladaron a Gójar, mi pueblo. Y aquí estoy yo, de maestro con vosotros, intentando que asimiléis los contenidos (de todas las asignaturas) lo máximo posible e intentando despertar en vosotros el interés por aprender, y que sea disfrutando.

¡Hablando de aprender! Ahí va el último capítulo. Bueno, más bien el penúltimo porque el último, lo pondréis vosotros cuando os enfrentéis a los estudios de verdad, cuando el profesor cada vez nos ayude menos:





¡A seguir disfrutando de las vacaciones, compañía!














No hay comentarios:

Publicar un comentario