¡Buenos días familia! ¿Qué tal nos encontramos hoy?
No hace mucho tiempo, atracó un crucero cerca de las playas de Motril. Y esto, lo aprovechó un campesino para vender las patatas que acababa de recoger, a buen precio. Se acercó remando con su barca al transatlántico y preguntó a voces a los pasajeros:
- ¿Queréis papas? ¿Queréis papas? ¿Que si queréis papas?
Los del barco no le hicieron ni caso. ¿Cómo se atrevía alguien ir a venderles patatas, si ellos iban en un crucero de lujo donde tenían hasta gloria bendita? Los pasajeros, a la suya. Y el hombre regresó a la costa con su barca.
Por la noche se desató una tormenta y se fue toda la luz del crucero; así que, estaban a oscuras. Cuando de pronto, apareció otra vez aquel hombre en su barca preguntando otra vez a gritos:
- ¿Queréis veelas? ¿Queréis veelas?
A lo que todo el pasaje respondió:
- ¡Sí, sí, queremos velas, véndenos velas!
- ¡Que si queréis "vee" las papas!
En Calahonda, cerca de Motril, fue donde yo estuve trabajando durante cinco veranos de camarero, desde mis catorce años hasta los diecinueve. Si queréis que os diga un secreto, aquello para mí era como unas vacaciones, después de haber estado trabajando en el campo desde mi más tierna infancia.
Aquel trabajo estaba muy bien pagado, no como el del campo. Aunque de ese dinero, yo no veía jamás nada, ya que el sueldo iba íntegro a mis padres para ayudar en los gastos de la casa. Yo me tenía que conformar con lo que sacaba de las propinas, a base de ganarte a los clientes. Pero era más que suficiente para tener durante todo el año algo de dinerillo para los gastos de cualquier joven de entonces.
A pesar de las más de diez horas diarias de trabajo, los siete días de la semana, aquello eran unas vacaciones de verdad. Entre montar las mesas, dar las tres comidas, recoger y volver a montar para la siguiente comida, me quedaba algún tiempo libre que aprovechaba para hacer vida como cualquier turista: bañarme y disfrutar de la playa, pasear por las noches e ir a la discoteca de "Los Sueños", que se encontraba a un par de kilómetros de allí, y leer todo lo que caía en mis manos; ¡con lo que me gusta!
Recuerdo a un cliente que, después del desayuno, le gustaba quedarse sentado, hasta que empezábamos a recogerlo todo en el comedor leyendo su libro embobado. Un día, me pilló mirándolo de una forma muy interesada y me preguntó:
- ¿Te gusta leer?
- ¡Sí, mucho! ¡Me encanta la lectura!
Al día siguiente, esperó a que terminara de trabajar y, me regaló dos libros. ¡Me hizo tan feliz! Jamás nadie me había regalado un libro y, de pronto, tenía dos para empezar mi propia biblioteca. Todos los veranos volvía por el hotel "Las Palmeras", y me preguntaba que cómo me había ido con los estudios en ese curso. Al decirle que muy bien, me regalaba una bolsa llena de libros, y yo le mostraba mi gratitud con una amplia sonrisa.
También en mis ratos libres formaba parte de una rondalla, que habíamos montado entre los trabajadores del hotel (era uno de los motivos por los que habíamos coincidido juntos allí algunos camareros y cocineros), y algunas noches salíamos a dar serenatas y a tocar por los chiringuitos; por lo que siempre nos salían gratis las bebidas que tomábamos y conseguíamos, a veces, algún dinerillo extra.
Fueron unos veranos fantásticos, de los que te marcan. Conocí a muchísima gente, de todo tipo; aprendí muchísimo, de todo y de todos, y tuve unas experiencias inolvidables que, en parte, han condicionado mi forma de ser, de sentir y de entender la vida.
Por eso, ahora comprenderéis, lo que os había dicho al principio; que aunque estuviera trabajando, para mí aquello era durante tres meses, como unas vacaciones de niño rico.
¡Qué durísimo era el trabajo en el campo, qué mal pagado estaba y qué suerte tuve de que mi hermano Eustaquio me hubiera metido en el mundo de la hostelería, y abrir mi mente a tantas nuevas experiencias!
Y ahora, vamos a trabajar nosotros. Quiero que lo hagáis con gusto, no como una obligación. Esta es la mejor manera que tenemos de sacarle el máximo partido a las actividades que realizamos todos los días. Algún día comprobaréis que es muy entretenido y muy útil aprender de todo.
¡Vamos a por el miércoles, familia!
LENGUA
- Aquí os dejo las soluciones al control de ayer. Intenta siempre aprender de tus errores, porque para eso sirven las correcciones, no para poner una nota.
- Empezamos tema nuevo, así que haz la portada de la unidad, y después la lectura de esta noticia de las páginas 158 y 159.
MATEMÁTICAS
SOLUCIONES A LAS ACTIVIDADES DE AYER:
7. a) En media hora pasan 3 autobuses.
b) En dos horas pasan 12 autobuses.
8. Dibujo: 30% de 180 = 54 niños.
Judo: 25% de 180 = 45 niños.
Música: 180 – 54 – 45 = 81 niños.
9. Está diciendo la verdad Tania.
10. 100 – 40% de 100 = 100 – 40 = 60
60 – 60% de 60 = 60 – 36 = 24. Las zapatillas cuestan ahora 24 €.
- Pues ahora, que estamos calientes, vamos a hacer el control de la unidad 9. No te preocupes; solo intenta hacerlo lo mejor posible.
CIENCIAS SOCIALES
Empezamos ya con el repaso del tema con Organizo mi mente:
- Copia el esquema de la línea del tiempo en la edad Media de la página 113, y completa lo que falta con los términos que aparecen en el apartado de Colecciono Palabras. No es necesario que hagas la actividad 1 de dicha página.
No quiero agobiaros mucho, y menos ahora que estaréis deseando que llegue esa hora para poder salir, así que por hoy lo dejamos.
Hasta mañana, familia. Disfrutad todo lo que podáis-
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