sábado, 11 de abril de 2020

Domingo de Resurrección, 12 de abril

¡Buenos días, familia! ¿Cansados ya de vacaciones?

Antiguamente, aunque no hace tantos años, cuando un inspector venía a la escuela a comprobar lo que habían aprendido los alumnos; el colegio entero se echaba a temblar. Los profesores daban indicaciones de comportamiento, y colocaban estratégicamente a los alumnos en clase para el examen.

Un día llega el inspector y, tras los saludos pertinentes, pregunta a un alumno.

-¿Podría decirme usted quién ha escrito el Quijote?
- ¡Yo no he sido, yo no he sido!- dice medio sollozando el niño.

Ante la sorpresa por la respuesta, el inspector sigue interrogando a los alumnos para ver si alguno la contestaba bien; obteniendo siempre la misma respuesta de que él no había sido. Por fin se dirige al último alumno, que era hijo del maestro:

- Usted. Dígame quién ha escrito el Quijote.
- ¡Yo tampoco he sido, yo tampoco he sido!¡Y ahora me echarán todas las culpas a mí! - decía llorando.

Entonces, pide la palabra el maestro y dice:

- De ese niño se puede fiar usted, que yo estoy seguro que no ha sido él, porque viene de muy buena familia.

¡Ni el maestro lo sabía!


¡Anda! Dejadme que os cuente yo quién era Cervantes, y que os hable del Quijote. Me he dejado a este autor para nuestro último día de vacaciones porque sé que al final me enrollo mucho, y esto no lo puedo hacer en un día normal, donde lo importante es ponerse a trabajar.

Miguel de Cervantes Saavedra, Don Miguel para los amigos, es el más grande de los grandes de toda la Literatura Universal. No ha existido ni existirá un escritor igual. Cualquier cosa que os imaginéis que sería novedosa en una novela, ya se la había inventado él. Novelista, poeta, dramaturgo y soldado, fue contemporáneo de Góngora, Lope de Vega, Calderón y Quevedo entre otros, allá por los años finales de 1500 y principios de 1600. Él fue un escritor más renacentista que barroco (culternismo y conceptismo), movimientos a los cuales se refiere el famoso Siglo de Oro de la literatura española: Renacimiento y Barroco. 

Se le conocía como "el Manco de Lepanto", pero no porque hubiera perdido un brazo en tan célebre batalla, sino porque su brazo izquierdo se le quedó tullido. Tras la fuga de la prisión de Argel, en África, vuelve a España, donde tuvo muchos problemas con la justicia, y estuvo preso en la cárcel (la segunda parte del Quijote, la escribe allí). Pero todos estos inconvenientes no le privaron de seguir escribiendo y convertirse en el mejor escritor de la historia mundial.

 Vamos a pasar ahora al argumento de la obra. Alonso Quijano es un hidalgo pobre de la Mancha, que de tanto leer novelas de caballerías acaba enloqueciendo y creyendo ser un caballero andante (como los que aparecían en las novelas), nombrándose a sí mismo Caballero Don Quijote de la Mancha. Como tal, se tiene que buscar un escudero, y lo encuentra en un labrador vecino suyo, llamado Sancho Panza, Y aquí empiezan las aventuras y desventuras que le ocurren a estos dos personajes. Parece fácil el argumento, ¿verdad? ¡Pues no! Hasta que no lo leáis, (ahora no os lo recomiendo porque es una novela difícil; mejor alguna edición infantil) no comprenderéis que lo que en un principio era casi como una obra infantil (Cervantes quería ridiculizar las novelas de caballerías por medio de un personaje, loco y absurdo) se va convirtiendo poco a poco en la mejor novela de la literatura de todos los tiempos. Después de la Biblia, es la obra más leída y traducida en todo el mundo,

Tengo tantas cosas que contaros sobre Cervantes y el Quijote, que prefiero no aburrimos mucho ahora, para dedicarle un par de días en clase, cuando yo esté en toda mi salsa.

Al menos espero que la lectura de esto nos haya servido para que cuando venga el inspector y os pregunte por quién escribió el Quijote, vosotros sí seáis capaces de responder en condiciones.

"El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha" (que es como se titula la novela de verdad) empieza así:

CAPÍTULO 1: Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo D. Quijote de la Mancha.

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad. 


Bueno, pues ya se han acabado las vacaciones de Semana Santa. Y mañana toca de nuevo ponernos el traje de faena. Espero que hayáis disfrutado con las lecturas de lo que os he puesto durante estos días, y haber cumplido con mi objetivo inicial: haceros pasar un poco más ameno este confinamiento.

Pasad un feliz Domingo de Resurrección. Nos vemos mañana, preparados, para seguir aprendiendo. Un abrazo muy fuerte.












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