lunes, 11 de mayo de 2020

Martes, 12 de mayo

¡Buenos días, familia! ¿Cómo seguimos?


Estaba el sargento pasando lista en la compañía y empezó a preguntar los nombres a los soldados:

- A ver, usted, ¿cómo se llama?

- Benito, mi sargento.

- ¿Y usted?

- Luisito, señor.

- ¿Cómo se llama usted?

- Mi sargento, Paquito.

El sargento cabreado grita que el próximo que le diga su nombre en diminutivo quedará arrestado durante una semana. Y detiene su mirada desafiante ante el siguiente recluta preguntando:

- ¡Dígame! ¿Cómo se llama usted?

- Agaputo, mi sargento, Agaputo.

(¡Si es que el pobre se llamaba Agapito!)


Acababa de hacer mi último examen en la universidad, éste para subir nota, y al cabo de dos días estaba rumbo a Madrid, en mi primer viaje en tren, para pasar quince meses de exilio en un cuartel militar. 

Yo me lo tomé aquello como si de unas vacaciones se tratara, porque había pasado los últimos meses encerrado en una habitación para intentar sacar el diez en todas las asignaturas. Necesitaba dormir, darle un descanso a mi mente y... ¡vaya si lo conseguí!

Tenía cuatro años más que la gran mayoría de reclutas que me acompañaron en este periodo de mi vida, por lo que siempre me consideraron como su hermano mayor. Había que darle ejemplo de madurez a aquellos muchachos; ya que era la primera vez que se separaban de sus hogares, de sus seres queridos.

El servicio militar era obligatorio y solo podías incorporarte más tarde a él por motivo de estudios. Y, en aquella época, éramos pocos los que decidíamos seguir con la formación universitaria.

Mi vida había dado de pronto un giro brutal. Los dos primeros meses en el cuartel fueron de auténtica locura. Aquello era machacar al cuerpo físicamente de forma continua. Entre la instrucción y el deporte, durante tantas horas, caías rendido en la cama por la noche solo deseando descansar lo máximo posible para poder afrontar otro día al mismo ritmo. No te daba tiempo ni a pensar en nada. Es como si durante ese periodo le hubieran dado unas vacaciones a la mente.

Podría haberme evitado estos dos meses si me hubiera incorporado a la academia militar preparándome para alférez de complemento (casi como teniente), pero tendría que haber pasado dos veranos en la academia, y en mi casa se necesitaba dinero para subsistir, por lo que me los tiré trabajando de camarero. Sí, esto era un privilegio para los estudiantes universitarios; acceder directamente como un mando, no como un soldado raso al servicio militar. Este era el motivo de que yo fuera cuatro años mayor que mis compañeros de fatigas; los de mi edad eran todos mandos superiores.

Tras jurar bandera me destinaron desde el cuartel de reclutamiento hasta un cuartel militar, muy cerca de la capital de España, donde pasaría los otros trece meses restantes. El servicio militar era un tiempo desperdiciado de tu vida, donde solo aprendías a escaquearte; es decir a  pasar desapercibido, y a veces hasta escondido, para que no te mandaran nada. Allí todo el mundo te daba órdenes, desde el cabo hasta el general, y estabas asustado en todo momento.

Como no hay mal que por bien no venga, sí que hubo algo para lo que me sirvió aquella experiencia de verdad; conocer a gente de todos los rincones de España y compartir un año de mi vida con ellos aprendiendo de su forma de ser y de pensar. Aún recuerdo la noche en que a mi amigo el vasco, Zabala de Mardaras, se lo llevaron preso al calabozo por cantar en alto en euskera una canción y por decir pertenecer a Herri Batasuna. Habíamos estado toda la tarde bebiendo juntos en la cantina junto a los otros colegas. Mira que le advertí veces que allí era mejor no airear mucho tus tendencias políticas (supongo que sería por la falta de experiencia de aquel chaval lo que le hizo cometer ese error). Estuvo dos meses encerrado en el calabozo, los mismos que tardó en licenciarse más tarde que todos nosotros. 

Aunque dormíamos y compartíamos espacio común más de cien soldados en la compañía, no con todos te relacionabas lo mismo, y se formaban muchos grupos de personas, algunos de ellos de la misma comunidad, yo decidí estar en un grupo en el que había gente de toda la geografía española, porque era mucho más enriquecedor. 

Cuando mis superiores se dieron cuenta de que yo tenía estudios, me propusieron para ser cabo, y más tarde cabo primero. Saqué el número uno en las dos pruebas para ascender, y mis superiores querían que me presentara a sargento (para asegurarme un futuro). Entonces les dije que yo ya tenía mi futuro resuelto porque había sacado acceso directo en la carrera, y ya me esperaba mi incorporación al trabajo de maestro en cuanto aquello acabara.

No, no me gustaba mandar y, de hecho, aunque podría haber pedido a cualquier soldado que limpiara mi habitación o que me hiciera la cama todos los días, prefería hacerlo por mí mismo, y seguir siendo amigo de mis compañeros de siempre. Mandar algo también tenía sus ventajas, todo hay que decirlo.

Parece que estoy viendo a mi amigo Abel, el de la Galicia profunda, cuadrándose ante mí, y en primer tiempo de saludo, dirigirse a mí con: "¡A la orden de usted mi Primeru!". Y yo le bajaba la mano y le decía: "Pero Abel, que soy Carmelo, que yo soy el mismo". El pobre no lo entendía y ya siempre me vio como su superior.

No, para mí no fue una buena experiencia el servicio militar, y pasé momentos muy desagradables y miedo en aquel tiempo. Pero, como el otro día os decía; de todo me gusta quedarme con la parte positiva, guardo en mi mente algunos recuerdos inolvidables de las cosas buenas que me ocurrieron: el compañerismo, los reencuentros, conocer a personas de todo tipo, y momentos en los que sí que fui muy feliz.

Pues bueno, ya sabéis de donde viene esa tontería de: "¡Atenta compañía!"


Y ahora sí:"¡Atenta compañía! ¡Nos ponemos a trabajar; ARRRR!"



LENGUA



Empezamos con el repaso del tema 10.


- Haz las actividades 1 y 2 de la página 169.


MATEMÁTICAS


SOLUCIONES A LAS ACTIVIDADES DE AYER:

1.  10 mL; 10 kL; 30 cL 

2.  370 dL = 37 L = 0,37 hL 

3.  a) 3 hL = 300 L,   b) 45 L = 0,45 hL,   c) 0,8 hL = 80 L,   d) 0,2 cL = 2 mL    e) 0,5 daL = 5 L   
     f)  7,5 L = 750 cL 

Seguimos con las unidades , pero hoy tocan las de masa.


- Observa el siguiente vídeo:




- Copia el resumen de la página 159 y haz las actividades 1, 2, 3 y 4.


CIENCIAS SOCIALES


SOLUCIONES A LAS ACTIVIDADES DE AYER:

1.  Porque el poder de los reyes de la etapa anterior (Austrias mayores) entró en decadencia. 

3.  a) Falso. Los Reyes Católicos expulsaron a los judíos de España en 1492. 
     b) Falso. Con Felipe IV se independizó Portugal. 
     c) Falso. Carlos II murió sin descendencia.


- Recordáis cuando os estuve hablando del Siglo de Oro. Pues hoy con estos vídeos lo vais a entender mucho mejor:







- Haz la lectura de las páginas 138 y 139 de tu libro.

- Realiza en tu cuaderno la actividad 2 de la página 124.



¡Hasta mañana familia!




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