¿Veis qué pronto ha llegado el fin de semana, familia?
No. Aunque creáis que aquella vida era más divertida, más fresca, más de aventura, yo no la cambiaría por la de ahora.
No teníamos apenas niñez.
Con diez años tus padres ya te pedían que ayudaras económicamente en la casa porque con lo que ellos ganaban, no había suficiente ni para comer de forma decente.
La recuerdo como una época de hambruna, y esto es tan cierto, como que en la escuela te daban leche en polvo para paliar un poco las carencias nutricionales que teníamos, y que hacían que muchos niños no se criaran sanos del todo. Nosotros éramos ya conscientes de que la comida era algo fundamental y muy valiosa. Tanto, que si se te caía un trozo de pan al suelo lo recogías, le soplabas, le dabas un beso y te lo comías con más ganas todavía.
Para ayudar un poco en casa, estabas deseando que llegara la época de la rebusca. Esto consistía en recoger lo que se había quedado en la tierra una vez terminada la cosecha, y que cualquiera podía hacer. La mejor pagada, aunque también la más penosa, era la rebusca de la aceituna. Por grupos de amigos, en invierno, nos íbamos por los olivares recogiendo las aceitunas que se habían quedado en el suelo, bien porque estaban clavadas o porque tenían tachas. La llevábamos al molino y nos la pagaban a precios irrisorios, ya que el molinero decía que aquello no servía para nada. Para que la próxima vez nos dieran algo más de dinero, aparte de rebuscar, "cogíamos prestadas" aceitunas limpias de algún olivo que aún no estuviera vareado o que no se hubieran recogido los suelos. Y revuelta con la mala, de nuevo ibas a venderla al molino. Entonces lo perdías todo, porque el molinero nos amenazaba con llamar al guarda para que dijéramos a quién se la habíamos robado. Tú dejabas la bolsa allí, y salías corriendo.
Con doce años eché mi primera peonada en el campo. Yo era el más alto de mis amigos, y los patrones se fijaban mucho en este detalle a la hora de escoger en la plaza a los niños para la faena de ese día. A las cinco de la mañana, con un bocadillo atado en un trozo de tela, me presenté en la plaza muy nervioso para montarme en aquel remolque del tractor que nos llevaría al lugar de trabajo. Íbamos a recoger patatas (a coger "papas"). Antes de las seis ya habíamos arrancado las matas y dejado el arroyo limpio para que la yunta con el arado pasara abriendo los surcos y las dejara a la vista. En esta labor, te ponías chorreando con el rocío de la mañana. A continuación, ya sí que recogías las "papas", que era casi más agradable que la tarea anterior. Te daban una espuerta grande por pareja y cada uno iba recogiendo su surco. El que iba más adelantado era el que normalmente tiraba de la espuerta, e incluso echaba una mano al otro antes de terminar el arroyo. Con la espuerta llena, te ibas al remolque y las depositabas allí. Así una y otra vez, sin parar.
A las diez era la hora del bocadillo. Descansabas durante veinte minutos, y te sentabas en el suelo a devorar el trozo de pan con lo que llevara dentro y a escuchar las historias que contaban las personas mayores. Si habías demostrado ser ya un hombre en el trabajo, te ofrecían hasta un cigarrillo. Volvíamos al trabajo, y los capataces te picaban con los otros muchachos para ver quién era el más rápido (se decía el que más cojones tenía para trabajar). Aún me acuerdo de que aquel día terminé reventado y me dolía hasta el aliento. Tuve que hacerlo muy bien en el campo aquel día, cuando siguieron escogiéndome durante muchos más. Nos pagaban una tercera parte que a los adultos, y eso que habíamos hecho el mismo trabajo. Pero entregar mi primera paga en casa a mi padre, me hizo sentirme muy orgulloso.
Ahora puede que entendáis un poco que para mí, ir a trabajar de camarero a Calahonda fuera como unas vacaciones; aquello no era tan duro como el trabajo en el campo y se ganaba cinco veces más. Además, con las propinas que me daban los clientes y los ratos libres de playa, hasta parecía un niño rico.
En mi primera temporada de trabajo de camarero, apenas contaba con catorce años. Por eso os decía al principio que la niñez no me duró nada. Pero es que las etapas de la adolescencia y de la juventud, se me fueron entre estudios y trabajo. Sí, también trabajaba en la tienda de mis padres, y los fines de semana, en un restaurante. El poco tiempo que me quedaba libre se lo dedicaba a mi hermano Elías. Por lo que casi pasaron estas etapas de puntillas por mi vida, casi desapercibidas. Mi único pasatiempo era soñar.
Con veintidós años ya era un adulto hecho y derecho con un trabajo fijo. Me casé con veintitrés, y a los veinticinco tuve a mi primer hijo. Hoy con esa edad, las personas son prácticamente adolescentes.
Era muy dura la vida en los pueblos, y aunque me traiga tan buenos recuerdos, se pasaban momentos muy difíciles y penosos. No, yo quiero volver a aquellos años. Sí, es verdad que tuve periodos maravillosos que jamás olvidaré, pero si pusiéramos en una balanza lo bueno y en otra lo malo, ganarían por goleada estos últimos. No siempre tiempos pasados fueron mejores.
Estábamos hace algunos años el grupo de amigos en el bar para ver un partido de fútbol, cuando en la alineación del Real Madrid salió el nombre de Kedira (jugador recién incorporado al equipo, traído desde la selección alemana), entonces mi amigo Fernando, que le saca punta a todo y es ingenioso como él solo, comentó:
- ¡Mira, se llama como mi mujer!
Yo pillo rápido todo lo que él dice, pero esta vez me dejó perplejo, y tuve que preguntarle que a qué se refería. La explicación que me dio no me la esperaba jamás, y dio lugar a uno de los mejores chistes que he escuchado en mi vida:
- Es que anoche cuando llegué a casa le dije a mi mujer: "¡ Kedira, ya estoy de vuelta!".
- Anda, ve y te acuestas que ya hoy has bebido suficiente - me respondió ella.
(Como sé que es difícil, lo explico un poco. Él quería decirle: "¡Querida, ya estoy de vuelta!" y se le trabó la lengua al hablar por el alcohol y dijo: "Kedira, ya estoy de vuelta".)
Pero lo mejor del caso es que esto realmente no le ocurrió. Se inventó el chiste sobre la marcha al ver una palabra rara escrita. ¡Hay que ser ingenioso y creativo!
* Si alguien aún no me ha entregado el control de competencias del lunes, aún está a tiempo.
¡Vamos, que ya estamos terminando la semana!
¡Compañía, rompan filas! Que paséis un buen fin de semana. Nos vemos el lunes.
LENGUA
SOLUCIONES A LAS ACTIVIDADES DE AYER:
1. – Respuesta libre.
– Sí, dice «desde mi punto de vista…».
– Porque explica una cita textual de Cynthia Koenig
- Hoy nos toca dar los complementos del verbo; pero esta parte es bastante difícil y prefiero explicarla yo en clase porque, además, es que la bordo. Así que se queda pendiente para cuando nos veamos en el aula.
- Vámonos a la ortografía. Toca la "Y"y las dos "LL". Observa este vídeo:
- Copia el resumen de la página 198 y haz las actividades 2, 3 y 4 de dicha página.
- Si queréis actividades extra de estos fonemas, entrad en el juego de la ortografía.
MATEMÁTICAS
SOLUCIONES A LAS ACTIVIDADES DE AYER:
1. Prismas: A, F, G, H, E Pirámides: B, C, D
2. A: 5 caras y 5 vértices B: 7 caras y 10 vértices
- Vamos a aprender algunas características de los cuerpos de revolución: el cilindro, la esfera y el cono. La parte de calcular el área de estos cuerpos, la daremos el año que viene, así que no os agobiéis si no lo entendéis.
- Copia los cuatro resumencillos de la página 180 y haz las actividades 1 y 2, de la misma página.
CIENCIAS NATURALES
SOLUCIONES A LAS ACTIVIDADES DE AYER:
1. Para completar el esquema.
a) Materiales naturales: agua, mármol, pieles, lana, algodón, resina, aceite… Artificiales: vidrio, plástico, papel, nailon, acero… Sustancias puras: agua, sal, cuarzo, azúcar, hierro, oro, cobre…
b) Evaporación, filtración, decantación.
c) Cambios de estado, dilataciones, deformaciones y cambios en el movimiento.
3. Batería, litro, pesar, gramo, evaporar, balanza, probeta, tamaño y calor.
4. Palabras relacionadas con la masa: gramo, pesar y balanza. Palabras relacionadas con el volumen: probeta, tamaño y litro. Palabras relacionadas con la energía: evaporar, batería, calor.
- Terminamos el tema con estas actividades de repaso que se encuentran en la página 110: 1, 2, 3, 4 y 5.
También os recuerdo que podéis repasar el tema en los enlaces del blog y en vuestro libro digital.
¡Hasta el lunes, familia!
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