jueves, 18 de junio de 2020

Viernes, 19 de junio. Último día del diario.

¡Buenos días, familia! ¡Pues sí, esto ya se acabó!

Todo lo que empieza, termina, y hasta aquí hemos llegado en este año de quinto de primaria. No sé si el curso que viene será normal (¡ojalá!), pero si en algún momento no lo fuera, retomaría el diario, porque creo que con más de uno de vosotros he conseguido el objetivo inicial; seguir hablando con vosotros, hacer que me sintierais cerca y animaros para que continuarais trabajando y aprendiendo.

Pero además, este diario ha servido para que me conozcáis un poco mejor, quizá más de lo que yo quería al principio. Ayer, en mi paseo matinal, me encontré con mi amiga Feli y estuvimos hablando un rato. Me dijo que me leía todos los días y que le encantaba cómo cuento las cosas, pero también me dijo, que quizá me he desnudado bastante (he hablado de mí y de lo que siento, tal vez demasiado). Tiene razón, pero así soy yo; me gusta dar todo lo que tengo en lo que hago, y en el diario, no me iba a quedar a medias.

Ha sido una forma muy extraña de comunicación la que he tenido con vosotros. Sí, yo no paraba de hablaros, pero salvo en contadas ocasiones, vosotros no me podías contestar ni decir nada. Sabía que me leíais, pero, ¿de verdad estabais comprendiendo lo que aquí estaba escrito? Sin miraros a los ojos, no podría responder. 

He ido cambiando conforme escribía, y cuando vuelvo a leer el diario desde el principio, me doy perfecta cuenta de ello. He ido evolucionando; desde una persona que solo os daba ánimos, que empezó a bombardearos con escritores y pasajes literarios, hasta otra, en la que os contaba cosas personales mías y de mi entorno.

No me gustan las rutinas, y cada día he intentado sorprenderos con algo nuevo. Solo espero haberlo conseguido, porque con la rutina, como os dije un día, nos atontamos. Aunque, es necesaria en otros momentos. No, no me estoy contradiciendo. La rutina la hemos utilizado para hacer lo mismo todos los días y a la misma hora, y esta es buena porque así no teníamos que tener  una lucha interna entre ponernos a trabajar o no. Yo también la he utilizado en el diario con los saludos, con las palabras de ánimo, con las despedidas, con el chiste, con los consejos... Pero he intentado por todos los medios que éste se convirtiera en algo sorpresivo, y no en una rutina

A mí gusta ser yo mismo, y he intentado poner mi sello en todo lo que hago. Me conozco demasiado bien, y sé que me encanta poner una nota de humor en todo, hacer cosas distintas, sobrepasar algunos límites, hacerme notar allá donde esté, poner mucho sentimiento en lo que hago, dar lo mejor de mí en cada momento y disfrutar cuando veo que se me entiende. Puede que sea un modo de reivindicar a la persona rebelde que hay en mí, pero también de ser transparente; que se me vea venir desde lejos. 

Me preocupaba mucho, cuando ya me había lanzado a este proyecto, lo que los demás pudieran pensar de mí y de lo que hacía con vosotros, así que tuve que pedir diferentes opiniones y solicitar que fueran sinceros en sus respuestas. Dos de esas personas a las que pedí ayuda las conocéis muy bien: al profe Francisco y a nuestro director, Javier. Como sus opiniones fueron muy positivas, ya sí que me tiré al barro y decidí actuar con libertad.

He querido en estos meses que os sintierais acompañados en esta soledad del confinamiento y, que si os apetecía, aprender algo de lo que os escribía. La idea era que siguiéramos como si estuviéramos en clase e intentar actuar como lo hacía en vuestra presencia. Esta tarea no era fácil, y me he tenido que reinventar para poder conseguirlo. Pero si lo he logrado o no,  no lo puedo decir yo; eso lo tendréis que decir vosotros. Al menos sé, que lo he intentado.

No sé a vosotros, pero a mí, no me gustan las despedidas. Por eso cuando llega el último día de clase, reservo parte de ese día para jugar, para que el recuerdo que os quede de mí sea agradable. Es una pena que este curso no nos hayamos podido despedir en condiciones, porque tenía preparados un montón de juegos para hacer y divertirnos en ese círculo que montamos en mitad de la clase ese último día. Me gusta dar una clase diferente antes de las vacaciones de navidad y de las de verano, y por eso he decidido no publicar nada para el lunes, que es cuando en teoría termina el calendario escolar y deberíamos estar de fiesta. Otra vez será lo de los juegos. Y os juro que nos divertiremos muchísimo.

Al final, he decidido poneros las soluciones a las actividades de ayer en otra entrada distinta, porque hoy solo quiero que leáis esto. Y que lo hagáis de una forma más relajada, sin pensar que aún nos queda algo por hacer. Que ya os sintáis libres para afrontar este verano de una manera divertida, sin ninguna preocupación, porque habéis conseguido salir de una situación difícil con éxito, y seguro, que mucho más maduros. Como dice el refrán: No hay mal que por bien no venga.

Hoy no os voy a contar ningún chiste, porque el coronavirus no es ninguna broma, aunque yo os haya hecho reír para quitarle hierro al asunto. Esta situación nos ha enseñado a tratar con respeto a la enfermedad, y nos ha abierto los ojos para que veamos que hay momentos en los que cada persona debe cooperar y hacer lo que se nos recomienda con el fin de conseguir que todos podamos gozar de un buen estado de salud.

Os voy a echar mucho de menos, voy a echar de menos los madrugones y el silencio de la noche mientras trabajaba, como también voy a echar de menos la escritura, en la que aparte de contaros muchas cosas, servía para animaros a aprender. Pero para mí también es hora de parar, de tomarme un descanso y cargar las pilas en estas vacaciones que se nos vienen encima.


- Profe, te estás poniendo serio y melancólico.

- ¡Ha sido solo un lapsus!


Sheila, Seba, Marta Asenjo, Ismael, Roberto, Juan, Noé, Nerea Fernández, Martina, Sara, Paula, Dani, Rafa, Valeria, Marta Muñoz, Esther, Inés, Sergio, Álvaro, Carlota, María, Marta Santiago, Nerea Soto; ha sido un verdadero placer compartir esta experiencia como maestro vuestro en este curso tan difícil y extraño. Hoy os quiero dedicar el diario. ¡Va por vosotros!


Tampoco quiero olvidarme de todos los que han seguido estas lecturas de forma esporádica o continua. Espero no haberos defraudado a ninguno y que hayáis pasado algún rato entretenidos con ellas. Recibid, al igual que mis alumnos, un montón de gracias por hacerlo, porque las palabras escritas no tienen sentido si no hay alguien que las lea. Un abrazo muy fuerte de vuestro profe, tutor, o lo que signifique para vosotros.


Y ahora sí que sí. Ahora lo voy a decir de verdad:


- ¡ATENTA COMPAÑÍA! ¡ROMPAN FILAS!






 













2 comentarios:

  1. MAESTRO, enhorabuena por tu diario y gracias por la ilusión que transmites. Es un lujo tener compañeros y amigos de este nivel. El compromiso con esta profesión/devoción que mantienes lo has hecho visible con el “desnudo” de tu entorno, de tus recuerdos y de tus deseos. Me consta que lo has disfrutado, la escritura es un puzzle que has de armar desde un folio en blanco, en este caso, una pantalla. Ya sabemos todo lo que hemos perdido en estos meses, pero ésta ha sido una de las ganancias que tú has tenido como maestro, y que también habéis podido disfrutar vosotr@s, cada un@ de los afortunad@s alumn@s.
    Cuidaos tod@s mucho y... ¡ Descansen!

    ResponderEliminar
  2. Gracias Javier, y aunque has hablado en nombre del colegio, te las tengo que dar a ti personalmente, porque sé que has estado ahí, apoyándome en todo momento. Gracias, compañero; gracias, amigo. Y muy buena esa orden de: ¡DESCANSEN!

    ResponderEliminar