lunes, 15 de junio de 2020

Martes, 16 de junio

¡Buenos días, familia! ¿Cómo no encontramos?


La anécdota más extraña, la más rara, donde más miedo he pasado, me ocurrió estando de maestro en el colegio del Olivarillo, en el Padul.

Esto me sucedió en mi primer año allí (al final estuve tres cursos en ese centro). Ese año era tutor de octavo de EGB, y, por tanto, me tocaba preparar el viaje de estudios. Eran las fiestas del pueblo y para recaudar fondos, se me ocurrió montar una caseta en la feria. Todo el mundo nos prestó ayuda ( negocios, padres, hermanos, amigos...) y tuvo un éxito tremendo, ya que conseguimos casi todo el dinero suficiente para hacer un buen viaje de estudios.

Había sido un día y una noche demoledoras, ya que era el último días de las fiestas. Eran las cinco de la mañana e iba de vuelta para descansar algo en casa, y con el dinero recaudado en el bolsillo, cuando el coche se me averió cerca de Otura. Para esperar a que amaneciera y poder acudir a un taller, me recosté en el asiento del vehículo a dormitar un rato. Con las primeras claras del día me fui andando en busca del taller de reparación más cercano, donde me recibieron muy amables, y fueron con una grúa a por el coche para arreglarlo. Ya dejé el coche allí, y como desde Otura no hay autobús a mi pueblo, me puse en la carretera por si pasaba algún conocido y que me hiciera el favor de acercarme a Gójar.

De pronto, un coche que iba en sentido contrario se abalanzó sobre mí intentando atropellarme. Yo me asusté mucho y salté hacia atrás, y lo último que recuerdo es verme apoyado contra el capó y un policía de paisano sujetándome fuerte y otro, cacheándome tras un interrogatorio constante. Me pidió la documentación, y le dije que la tenía en el coche. Que yo era maestro, y  venía de la feria del Padul, porque allí habíamos montado una caseta con el fin de sacar dinero para un viaje de estudios, y que mi vehículo se encontraba en el taller. Me temblaban las piernas.

No se creyeron nada de lo que les dije, y me pidieron que sacara todo lo que llevaba en los bolsillos. Ahí empecé a ponerme nervioso, porque tenía cien mil pesetas (600 €) en el bolsillo trasero. Cuando las saqué, de nuevo empecé a explicarle de dónde procedía el dinero. Pero ya estaba claro que no me creían, y por la radio escuché decir que ya había atrapado a uno.

Entonces comenzó un interrogatorio aún más exhaustivo, y continuamente me preguntaban que dónde estaba el otro. Yo volvía a repetir la historia, y que mi coche estaba en un taller de ese pueblo; que no conocía a ningún otro, y que por favor llamaran al cuartel de la Guardia Civil del Padul para que les dijeran que lo de la caseta era cierto.

Durante una hora, no hicieron nada más que preguntarme por el otro, y yo siempre daba la misma respuesta, que yo iba solo, y volvía a contarle por qué estaba allí. A continuación vi un despliegue policial sin precedentes, y un teniente se bajó de un coche y vino a interrogarme. Aún recordaba cómo eran los galones de la mili, y me dirigí a él como correspondía a su rango, militar (¡A la orden de usted, mi teniente!), pero me hizo callar. Por fin consintieron llevarme al taller para que les mostrara mi documentación.

En el taller los pusieron a todos mirando al suelo, y me permitieron acceder al coche con una estrecha vigilancia. Saqué la documentación y, de paso, vi tiques de bebidas y comidas (de los de la caseta), les mostré mi identidad y les expliqué de nuevo la historia, ahora con un talón de tiques en la mano. Ya sí que empezaron a creerme, e hicieron las pertinentes comprobaciones y llamaron al cuartel del Padul. Me dijeron que me podía ir, pero que estuviera localizable en las siguientes veinticuatro horas. Les pedí que me llevaran a mi casa, no me iban a dejar allí, y así lo hicieron.

Durante el trayecto, les pregunté por qué me habían detenido, y me contaron que se había llevado a cabo un robo a mano armada justo allí al lado, en el Banco Popular, y que alguien les había dicho que yo respondía a la descripción de uno de los atracadores; tenía barba y un jersey rojo, que en ese momento llevaba en el brazo. De ahí que me tiraran contra su coche nada más verme, por si llevaba la pistola escondida bajo la prenda de vestir. 

En mi vida he pasado más miedo que en aquellas dos horas que permanecí detenido. Yo me monté mi propia película y ya me veía en la cárcel incomunicado. ¡No, si lo que no le pase a uno...!

La historia tuvo un final feliz, pero no se me ha borrado aún de la cabeza, después de que haga más de treinta y dos años que sucedió. Lo pasé mal, muy mal.

Cuando se enteraron en mi pueblo, cada vez que iba al banco, se ponían todos con las manos arriba y me decían que me llevara todo el dinero que quisiera, pero que a ellos no les hiciera nada. ¡No, si es que la malafollá granaína está siempre a flor de piel!

Hoy quiero aprovechar el diario para dedicárselo a Rocío, alumna y amiga de mi paso por el Padul, que sé que me lee todos los días. Y aunque no le tocara ese viaje de estudios, me he acordado mucho de ella mientras escribía esto. ¡Va por ti, Rocío!



Durante un atraco a un banco, después de haber obtenido un buen botín, y antes de darse a la fuga, el atracador muy nervioso pregunta a un rehén:

- ¿Tú me has visto robar este banco?

El rehén, muy asustado, le responde que sí. El ladrón le pega un tiro en la cabeza.

Después se vuelve hacia otro grupo de rehenes (un hombre y dos mujeres) apuntándoles con el arma y les hace la misma pregunta. Entonces, el hombre, con calma, le explica que ni él ni su mujer han visto nada, pero que seguro que su suegra no se ha perdido ni un detalle.


Precisamente hoy me ha llegado un vídeo para que lo comparta con vosotros del Plan Director de la Guardia Civil; una charla que todos los años solicitamos en el centro para que sean las autoridades las que nos den consejos y nos aclaren algunos aspectos muy interesantes para todos. Os pido que lo veáis porque no tiene desperdicio, y ya que este año no han podido asistir a nuestro colegio, tengáis a mano estos útiles consejos.


Pincha en este enlace para ver la charla.


¡Vamos a por el martes, venga!



LENGUA

- ¡Ya hemos terminado el libro, así que ahora, si os parece bien, daremos con vídeos un repaso a la gramática de todo el curso!















MATEMÁTICAS


- Vamos a hacer el repaso del tema 11. Para ello, realiza las actividades, sin copiar enunciados, 
1, 3, 4, 5, 6, 7, 10, 11, 12, y 14, de la página 184.



CIENCIAS NATURALES


- Hoy toca estudiar la utilidad de las máquinas. Observa antes este vídeo:




- Haz la lectura de las páginas 118 y 119, y realiza las actividades 1 y 2 de "comprende, piensa..." de la página 119.


Esto se está acabando. Hasta mañana, familia, y muchas gracias por enviarme tan pronto las respuestas al control de competencias.














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